Todos hemos utilizado la expresión narcisista cómo sinónimo de egoísmo o vanidad, no obstante, este término tiene un significado más amplio que se remonta desde la mitología griega hasta llegar al mismo Freud y el psicoanálisis para después transformarse en lo que hoy conocemos.
El termino narcisismo surgió de la descripción clínica y fue utilizado por Paul Näcke en 1899 para señalar aquella conducta por la cual la persona da a su propio cuerpo un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual, es decir, mira su cuerpo con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta llegar a la satisfacción plena.
En la tradición griega, se llamaba narcisismo al amor a sí mismo. La leyenda y el personaje de Narciso se hicieron célebres gracias al libro tercero de las Metamorfosis de Ovidio;
““Hijo del dios Cefiso, protector del río del mismo nombre, y de la ninfa Liríope, Narciso era de una belleza inigualada. Se atrajo el amor de más de una ninfa, entre ellas Eco, a la que rechazó. Desesperada, ésta cayó enferma y le imploró a la diosa Némesis que la vengara. En el curso de una partida de caza, el joven hizo un alto cerca de una fuente de agua clara: fascinado por su propio reflejo, Narciso creyó ver otro ser y, en pleno estupor, no pudo ya desprender su mirada de ese rostro que era el suyo. Enamorado de sí mismo, Narciso hundió entonces los brazos en el agua para estrechar esa imagen que no cesaba de sustraerse. Torturado por ese deseo imposible, lloró y terminó por tomar conciencia de que el objeto de su amor era él mismo. Quiso entonces separarse de su persona, y se golpeó hasta sangrar antes de decirle adiós al espejo fatal y entregar el alma. En signo de duelo, sus hermanas, las Náyades y las Dríadas, se cortaron los cabellos. Al querer cremar el cuerpo de Narciso en una hoguera, comprobaron que se había transformado en una flor”. (Roudinesco, 1998).”
De la leyenda de Narciso Alice Miller (1994) describe los inicios del trastorno narcisista. Por una parte, la ninfa Eco queda engañada por la belleza de Narciso, debido a que esta sólo refleja su parte perfecta y extraordinaria, más no las otras partes. Su parte sombría queda oculta, no pertenecen a la imagen especular que la ninfa Eco ama. Este estado de fascinación es comparable con la grandiosidad de Narciso que no quería ser nada más que el joven hermoso, y negaba sus otros aspectos, quería fusionarse sólo con esa bella imagen en el reflejo lo que lo condujo a la muerte, o en la versión de Ovidio, a la metamorfosis en flor. Miller también concluye que la muerte de narciso es una consecuencia de la fijación en este Falso Yo, ya que no sólo son los aspectos buenos y complacientes de nuestra persona los que nos permiten estar vivos, sino también aquellos que nos resultan incómodos e inadecuados, los que preferiríamos evitar: la vergüenza, la envidia, celos, confusión, rabia y duelo.
“Narciso está enamorado de su imagen idealizada, pero ni el Narciso grandioso ni el depresivo pueden amarse realmente. Su entusiasmo por su respectivo falso Yo le imposibilita no sólo el amor al otro, sino también, pese a todas las apariencias, el amor por la única persona que les ha sido confiada por entero: ellos mismos”. (Miller, 1994).”
Respecto a esto, un espacio de terapia permite que estos sentimientos puedan ser vividos, comprendidos y ordenados.
Posteriormente Otto Rank se encargara de escribir del narcisismo asociándolo a fenómenos no sexuales como la vanidad y la auto admiración: “amar al propio cuerpo es un importante factor de la vanidad” el cual se asemeja al posterior concepto de “narcisismo sano”, y entrevé por primera vez una posible naturaleza defensiva del narcisismo, como en el caso de aquella persona que “se refugia en el amor de sí mismo por haber sido herido por una persona mala y con incapacidad de amar” (ejemplo que será retomado y teorizado por Freud).
Freud por su parte elabora a lo largo de los años distintas concepciones del narcisismo, en su obra aparece por primera vez en 1910, en el cual utiliza un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci para explicar la homosexualidad. Freud dice que el amor del niño por su madre, deber ser reprimido en un momento determinado del desarrollo. Y a partir de dicho proceso, se identifica con ella y busca como objeto erótico a un sustituto de sí mismo al cual podrá amar como su madre lo amó: “halla sus objetos de amor por la vía del narcisismo, pues la saga griega menciona a un joven Narciso a quien nada agradaba tanto como su propia imagen reflejada en el espejo y fue transformado en la bella flor de ese nombre”.
No obstante, fue en 1914 en “Introducción del narcisismo” el que dio categoría oficial al concepto del narcisismo en el psicoanálisis. En resumen, Freud utilizara el termino narcisismo a lo largo de su obra para ejemplificar fenómenos distintitos: 1. Para las perversiones sexuales; 2. Para un estado en el desarrollo sexual de las personas 3. Cómo una característica de la esquizofrenia y 4. para explicar la elección de un objeto amoroso en el cual se elige a una persona en tanto esta representa aquello que el sujeto es o desearía ser.
Por último, en la clínica, el narcisismo se ha categorizado cómo un trastorno a partir de 1980 en el DSM –III, nombrándolo trastorno narcisista de la personalidad, estableciendo nueve rasgos de personalidad narcisista, de los cuales cinco son indispensables para su diagnóstico:
1. Tiene tendencia a aprovecharse de los otros para sus propios intereses o metas.
2. Experimenta un grandioso sentido de autoimportancia (por ej. exagera logros, capacidades, espera ser reconocido como superior, sin logros proporcionados a sus pretensiones)
3. Se siente único o especial y que sólo puede ser comprendido por ciertas personas (o instituciones) que son de alto status.
4. Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza y amor imaginarios.
5. Exige una atención o admiración excesiva
6. Es pretencioso (por ej. tiene expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus deseos).
7. Carece de empatía (es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás)
8. Frecuentemente envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él. (Este último criterio diagnóstico no se hallaba presente en el DSM-III de 1980 y fue añadido en el DSM-III-R).
9. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias. Reacciona a las críticas con rabia, vergüenza o humillación.
Riva Posse (1996) respecto a estos rasgos comenta que “Los sujetos con este trastorno asumen con alegría el que los otros otorguen un valor exagerado a sus actos y se sorprenden cuando no reciben las alabanzas que esperan. Así como exageran sus logros e infravaloren el de los demás, también son susceptibles a las críticas al punto que estas puedan obsesionarlos y hacerlos sentir humillados, degradados, y vacíos. Además, no suelen tomar en cuenta los sentimientos y necesidades de los otros y es habitual que si lo reconocen lo vean como un signo de debilidad.
Como puedes percatarte el término “narcisista” es extenso en sus definiciones y describe diversos fenómenos en nuestra vida mental. Por otro lado, podemos rescatar de esta revisión que él narcisismo es algo que compartimos todos a diferentes niveles, y qué en ocasiones este mismo puede ser de utilidad cómo en el caso del narcisismo sano el cuál surge como un mecanismo que nos protege de situaciones adversas.
Referencias:
ROUDINESCO, Elisabeth y PLON, Michel (1998) Diccionario de psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires.
MILLER, Alice (1994) El drama del niño dotado y la búsqueda del verdadero yo. Ed. Tusquets. España
RIVA POSSE, Alberto (1996) El narcisismo y el D.S.M.IV, en Rev. Nº 4 de Psiquiatría Dinámica y Psicología Clínica, Año 2, Vol.4 de la AAP (Asociación Argentina de Psiquiatras
BLEICHMAR, Norberto; BLEICHMAR, Celia L. de (1999) El psicoanálisis después de Freud. Teoría y clínica. Paidós. Buenos Aires. Pág. 390
Cárcamo, C. (s.f) Acerca del narcisismo.