Los 5 tipos de Apego; la clave de un desarrollo sano

Edward John Mostyn Bowlby (1907) es reconocido por la creación de la Teoría del vínculo o del apego.  Su Teoría se basa en su propia vivencia con su madre, él era proveniente de una familia pudiente, donde la tradición era que una niñera cuidará de los hijos, mientras que los padres se ocupan del trabajo o las relaciones diplomáticas. Cuando a este le retiran a su niñera, que era su sustituto de madre, para él fue una experiencia terrible, misma sobre la cual basaría sus estudios.

Su concepto de “apego” significa la necesidad de mantener cercanía y contacto (lazo de afecto) con una imagen protectora, denominada “figura de apego”, presente en todos los individuos, con variaciones de acuerdo con la edad (Ortíz y Marrone, 2002).

El impacto de la teoría de Bowlby radica en la importancia del apego o vínculo entre el infante y su cuidador pues este tiene un significado especial para un sano desarrollo social, mental y emocional. A partir del apego se cumplen necesidades tanto de socialización como de protección las cuáles posteriormente permiten al niño en su adultez integrarse de manera exitosa a la sociedad y que se cumplen cuando hay una relación afectiva y continuada entre la madre/padre y el hijo.  Por el contrario, las investigaciones demuestras que un vínculo o apego inadecuado impiden el desarrollo social y emocional a lo largo de la vida del sujeto, lo que se puede reflejar en la imposibilidad para formar vínculos de apego con otras personas. 

Las cuatro fases o el desarrollo de los vínculos

  1. Prevínculo: Se establece entre las cero y las ocho semanas de nacimiento, en esta fase la madre es el centro de atención del niño.
  2. Formación del vínculo: Se da entre las ocho semanas y los seis meses de nacimiento, aquí los niños establecen relaciones con personas del entorno; por ejemplo, tíos, amigos de los padres, etcétera.
  3. Vínculo establecido: Se da entre los seis y 24 meses de nacimiento, aquí lo característico es que el niño llora y muestra malestar al ser separado de su madre. Más o menos al mismo tiempo en que los bebés comienzan a establecer lazos afectivos profundos con un cuidador, a menudo exhiben reacciones emocionales negativas que pueden intrigar o quizá incluso molestar a sus acompañantes. Aquí se presenta dos temores comunes en la infancia:
  4. Ansiedad ante extraños; es la reacción que presentan los bebés y los niños que comienzan a caminar cuando se les acerca una persona desconocida
  5. Ansiedad ante la separación; La ansiedad ante la separación es la reacción cuando son separados de la persona o las personas a las cuales están apegados.

De estas dos anteriores Bowlby refiere que muchas situaciones que enfrentan los bebés pueden ser consideradas señales naturales de peligro; han sido asociadas con tanta frecuencia con el peligro a lo largo de la evolución humana; que, ante ellas, los niños cuentan con una respuesta de temor o evitación biológicamente programada.

4. No tiene nombre”: Se da de los 25 meses a los tres años y la figura materna se percibe como algo independiente y se genera otro tipo de relación entre ambos.

Los tipos de apego y su desarrollo positivo y negativo

El apego también tiene características o condiciones cuando se dan de manera positiva y de manera negativa cómo lo mostramos a continuación:

Tipo de patrón de apegoComportamiento del niñoTipo y comportamiento del cuidador
SeguroCuenta con el cuidador para explorar lugares nuevos, lo tiene como base y fortaleza para recuperarse ante situaciones desconocidas. Ante estas, reclama la ausencia o distancia del cuidador, pero al ser consolado, retoma la autonomía y liderazgo de experimentar. Su seguridad visual y física se canaliza al cuidadorSe da cuando la persona que cuida al bebé, demuestra cariño, protección y disponibilidad, permite desarrollar un concepto positivo de sí mismo y un sentimiento de confianza (Naranjo Pereira, 2007)   Su presencia ha sido sólida y arraigada, atendiendo las necesidades.   Se formó un lazo seguro para con el niño y es la base de su fortaleza.
AnsiosoNervioso, estresado, llanto recurrente, irá, susto, temor, ante ausencias del cuidador, incluso mínimas. Requiere ser reconfortado frecuentementeSe da cuando el cuidador está presente y disponible, física y emocionalmente sólo en ciertas ocasiones, lo que hace que el niño se sienta más ansioso. El trastorno del apego dará como resultado que el niño no tenga confianza y presente inseguridad   Tiene una actitud sobreprotectora en exceso, no permite la autonomía del niño. Cauteloso y cuidador ante cualquier riesgo o exclamación del niño, provocando la dependencia y ansiedad por separación
AmbivalenteSe genera una dependencia patológica, forzando el apego antes de que ocurra la separación. Presenta conductas de distanciamiento, confusión, desapego, para por momentos, acercarse de nuevo.   Busca el acercamiento, pero una vez logrado, reacciona inestable y separándose.   No se siente seguro ante extraños o por el contrario, se acurruca mejor con otras personas. Se mantiene atento al cuidador aparentemente principalEl cuidador no es fuente de estabilidad, generando un lazo ambivalente entre apego y desapego. Ausente, negligente, su reacción es resultado de la demanda del niño, y no propiamente por iniciativa.
EvitativoEvade el intercambio lúdico o protector. Respuesta nula o pobre ante la separación, indiferencia, no hay esfuerzo para mantener el contacto. Esto provoca sentimientos de vacío, hueco, autoimagen pobre o devaluada.Es cuando el cuidador deja de atender de manera constante las señales de necesidad de protección del niño. Aquí da como resultado que el individuo se sienta inseguro y desconfiado por las experiencias de abandono en la infancia (Ortiz y Marrone, 2001).
DesorganizadoTímido, evitativo, temeroso, con duda, frialdad al apego, cariño, ser cuidado.Errores de comunicación, confusión, apego-regaño, no sabe las características de su rol, malos tratos. Asociado a formas de abuso infantil.

Cómo podemos observar un apego negativo a partir de un modo de crianza inadecuado puede desarrollar dificultades en la salud mental del infante como la imposibilidad para formar vínculos de apego con otras personas. Además se ha relacionado   las conductas anormales o patológicas , antisocial o criminal con una relación inadecuada con los padres, que puede convertirse en trastorno o patrones de conducta patológicos cómo lo son; promiscuidad, superficialidad en las relaciones, dependencia, temor a la pérdida o por el contrario, falta de apego, temor a perder a la pareja (Barroso Brajos, 2011), relaciones afectivas destructivas, lenguaje superficial, manipulación, falta de preocupación por su seguridad y de los demás, entre otros.  (Muñoz y Sánchez, 2006);

  1. Trastorno de apego reactivo
  2. Trastorno de relación social desinhibida
  3. Trastorno reactivo de la vinculación de la infancia o la niñez
  4. Trastorno de la personalidad por dependencia
  5. Trastorno de ansiedad por separación

Otros ejemplos, son los casos de las personas sumisas y dependientes en sus relaciones afectivas, tolerando violencia a manera de lesiones, golpes, violación sexual, indiferencia, mal trato, etcétera. Así como el cambio recurrente de pareja, donde los sentimientos de amor son desplazados de una pareja a otra, junto con la necesidad de protección (Barroso Brajos, 2011). Se mantienen relaciones superficiales, sin un verdadero sentimiento de apoyo mutuo, sino de dependencia patológica (Muñoz y Sánchez, 2006).

Por último, se encuentran los adultos que en edad ya son apto para formar una vida propia, solo o en compañía y que se mantienen en casa de los padres, siendo incluso dependientes de ellos económicamente, además de otros tipos de tareas como el lavado de su ropa, arreglo de su cuarto, preparación de alimentos, etcétera.

En conclusión, un apego sano es determinante para el desarrollo de las personas y será algo que influirá a lo largo de la vida de dicha persona. Por eso orientarse con un psicólogo para generar un estilo de crianza sano resulta de gran ayuda, por otro lado, iniciar un proceso terapéutico para abordar la manera en que nos vinculamos con otros, el miedo o sentimiento de pérdida que esto nos puede provocar debido a un apego negativo en nuestra infancia también es algo que podemos tomar en cuenta para lograr una paternidad o maternidad sana, puesto que de esta forma no repetimos los patrones que aprendimos de  nuestros padres en nuestros hijos.

Referencias

Hikal (2020) EL APEGO PATOLÓGICO PROCLIVE A CONDUCTAS ANTISOCIALES. Revista Electrónica de Psicología Iztacala. Vol.23 (2) p-p 674- 695

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